miércoles, 14 de enero de 2015

Merengue de Orquesta



por Sydney Hutchinson
El merengue de orquesta o de big band llegó a ser el merengue de elección para las clases altas y medias dominicanas en el Siglo XX. Aunque el merengue era interpretado en salones de clase alta en la década de 1850s, los moralistas como el entonces presidente Ulises Espaillat consiguieron prohibir el baile en dichos lugares solo dos décadas después provocando la extinción del merengue en las ciudades. A pesar de eso se mantenía vivo gracias a músicos rurales como el acordeonista/compositor Nico Lora, y comenzó a reaparecer en las ciudades del Cibao durante la década de 1910-20.


Durante esa década, varios compositores, incluyendo a Julio Alberto Hernández, Juan Espínola de La Vega y Juan Francisco García de Santiago, trataron de resucitar el baile creando partituras escritas e instrumentadas basadas en melodías de merengue popular. Uno de éstos fue el trabajo de García, en 1918, titulado "Ecos del Cibao." Posteriormente el compositor Luis Alberti ínformó que tales piezas, especialmente el famoso tono conocido como el Juangomero, eran interpretados con frecuencia al final de un programa de noche que por otro lado interpretaba estilos como valses, mazurkas, polkas, danzas, danzones, y pasos de unos y dos.

Fernando Villalona & Felix Cumbe
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Mientras estos primeros esfuerzos en el merengue instrumental solamente consiguieron escandalizar a sus audiencias, los cambios políticos que ocurrieron en la República Dominicana a lo largo de los siguientes años hicieron posible una resurgencia del merengue. La resentida invasión norteamericana de 1916 parece haber predispuesto al público general a apoyar a los ritmos autóctonos más que a los traídos del exterior, aunque el escandaloso sonido del acordeón rural era aún inaceptable para los gustos de la alta sociedad. No obstante, cuando Rafael Leonidas Trujillo tomó poder en 1930, impuso el merengue en todos los niveles de la sociedad, algunos dicen que como una forma de castigo para las élites que se habían negado a aceptarlo anteriormente. El que pronto llegaría a ser un dictador debe haberse dado cuenta también del poder simbólico de la música popular rural y su potencial para crear apoyo entre las masas, ya que llevó a acordeonistas con él a lo largo de la República durante su gira de campaña desde el principio.

Después de su elección, Trujillo ordenó a músicos que compongan e interpreten numerosos merengues elogiando sus supuestas virtudes y atractivo a las mujeres. Luis Alberti y otros populares líderes de grupos crearon un estilo más aceptable a la clase media urbana haciendo su instrumentación más parecida a las grandes bandas que entonces eran populares en los Estados Unidos, reemplazando el acordeón con una sección de trompeta pero manteniendo la tambora y la güira como base rítmica. Ellos también hicieron composiciones de letras que no contenían el lenguaje brusco y los dobles sentidos que caracterizaban al estilo popular. El primer merengue que obtuvo éxito en todos los niveles de la sociedad fue la famosa composición de Alberti en el año 1936 "Compadre Pedro Juan." Este fue en realidad un reajuste de los "Ecos" de García basado en previas melodías populares, y de esta manera mantuvo una tradición muy duradera en el merengue típico en cuanto a la creación de canciones que aplicaban letras nuevas en melodías recicladas. El nuevo merengue de estilo popular comenzó a crecer en direcciones algo diferentes a la de su predecesor: el merengue típico. Llegó a ser incluso más popular a lo largo del país a través de su promoción, hecha por Petán Trujillo, hermano del dictador, en su estación radial patrocinada por el estado: La Voz Dominicana. Músicos como Luis Senior y Pedro Pérez mantuvieron el interés de sus oyentes inventando nuevas variaciones como el "bolemengue" y el "jalemengue."

Después del asesinato de Trujillo en 1961, el merengue de orquesta sufrió un gran cambio. Durante esa década, el Combo Show de Johnny Ventura volvió locas a multitudes con sus ostentosas coreografías, redujeron la sección de la trompeta, y las influencias de salsa. En la década de los 70s, Wilfrido Vargas aceleró el tempo e incorporó influencias de disco y rock. (Hoy en día, el término "orquesta," significa simplemente un gran conjunto musical, es utilizado para describir a los grupos de pop merengue basados en los modelos de Ventura y Vargas así como en el estilo del viejo Alberti.) Además apareció un nuevo ritmo llamado "merengue a lo maco" y fue popularizado por grupos como Los Hermanos Rosario y Cheche Abreu. Como era mucho menos complicado que otros ritmos de merengue, fue particularmente útil para adaptar canciones de otros estilos como la bachata, el vallenato colombiano, las rancheras mexicanas, y el pop norteamericano. Este proceso de hacer nuevas versiones es llamado fusilamiento y sigue siendo una fuente para muchos éxitos de merengue hasta ahora.

El merengue ha sido escuchado en Nueva York desde la década de los 30s, cuando Eduardo Brito llegó a ser el primero en cantar la música nacional dominicana allí antes de llegar a recorrer España. Nacido en Salcedo, educado por Julliard, Rafael Petitón Guzmán formó la primera banda guiada por un dominicano en la ciudad con su Orquesta Lira Dominicana que tocaba en todos los salones de baile populares en las décadas de los 30s y 40s, mientras que al mismo tiempo Angel Viloria tocaba tonos populares en acordeón con su "conjunto típico cibaeño" para los admiradores de Big Apple. Sin embargo, no fue sino hasta la migración masiva de dominicanos en las décadas de los 60s y 70s que la música alcanzó una audiencia masiva. En 1967, Joseíto Mateo, Alberto Beltrán, y Primitivo Santos llevaron al merengue al Jardín de la Plaza Madison por primera vez. Posteriormente, grupos establecidos en Nueva York como La Gran Manzana y Milly, Jocelyn y los Vecinos, un grupo inusual para ser liderado por mujeres, ganó seguidores en la diáspora así como nuevamente en la isla.

Para la época de la década de los 80s el merengue era tan grande que incluso estaba apagando a la salsa en las ondas radiofónicas. Aquella década también fue notable por un boom en todas las orquestas femeninas, y Las Chicas del Can llegaron a ser particularmente populares. Desde entonces, músicos como Juan Luis Guerra, educado en la escuela Berklee de Boston, y el ex-roquero Luís Díaz llevaron al merengue hasta el exterior, internacionalizando verdaderamente la música. Guerra colaboró con guitarristas africanos, experimentados con sonidos caribeños indígenas, y exploró la música de las raíces dominicanas con el acordeonista de típico Francisco Ulloa, mientras que Díaz (un innovador desde su trabajo con el grupo popular Convite de los 70s) fusionó el merengue, rock, merengue típico, y la bachata en sus producciones.

En el Siglo XXI, los músicos de orquesta comenzaron a manifestar preocupación hacia la posible disminución de la popularidad de su estilo ocasionada por la bachata y el merengue típico. Puede ser por esta razón que algunos cantantes de pop merengue tomaron medidas tan extremas para atraer la atención, por ejemplo los paseos de Tulile y Toño Rosario en ropa de mujeres. Pero incluso sin tales travesuras, grabaciones hechas por grupos como Los Toros Band, Rubby Pérez, Alex Bueno, Sergio Vargas, y los siempre populares Los Hermanos Rosario continúan vendiendo bien. El pop merengue también tiene fuertes seguidores en la isla vecina de Puerto Rico, la que produjo sus propias estrellas, como Olga Tañón y Elvis Crespo.

iASO RECORDS

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